Camino Francés: Etapa 2

Diremos adiós al puerto de entrada de la Península desde el albergue de Itzandegia y la Oficina de Turismo, para dirigirnos hacia el margen derecho de la N-135. Un camino de gravilla paralelo a la carretera nacional nos conducirá hacia una senda de tierra que se adentra a mano derecha en el Robledal de Brujas, bosque donde la leyenda dice que el brujo Basajaun (que da nombre a esta zona) realizaba sus rituales paganos. Unos metros más adelante, podremos rememorar también las hazañas del comandante de Carlomagno en la conocida como Cruz Blanca o Cruz de Roldán. Si continuamos por esta senda, llegaremos al polígono de Ipetea, desviándonos hacia la izquierda para volver a la N-135 que nos dirigirá directamente a Burguete, nuestra primera parada. Los burguetanos nos recibirán en sus casas solariegas de los siglos XVI -XVIII y con su famosa iglesia de San Nicolás de Bari, reconstruida en varias ocasiones desde la Edad Media.

Km 2,8 – Burguete

Cruzaremos la calle principal para tomar un desvío hacia la derecha debidamente señalizado, y cruzar así el pequeño puente de madera sobre un arroyo del río Urrobi. En este tramo tendremos que atravesar unas cuantas naves industriales camufladas entre verdes prados donde el ganado campa a su antojo. Una pista asfaltada nos guiará hacia el primer pueblo del Valle de Erro: Espinal, lugar que enamoró al mismísimo Ernest Hemingway, el cual visitaba a menudo la zona para pescar truchas en el río Irati, llegando incluso a rememorar estas vivencias en una de sus novelas.

Km 6,5 – Espinal

Atravesaremos su casco urbano para salir, de nuevo, a la N-135, no sin antes apreciar la moderna iglesia de San Bartolomé, con algunas piezas de orfebrería muy interesantes. Inmediatamente después, tomamos un desvío a la derecha para continuar nuestro camino por la acera, prestando especial atención ya que tras un paso de peatones debemos girar a la izquierda para subir hacia el alto de Mezkiritz. Una imagen labrada de la Virgen de Roncesvalles nos animará ante el tramo más exigente de esta ascensión, bajo la sombra y el abrigo de numerosos hayedos. Tras cruzar un estrecho sendero de tierra podremos recuperar el aliento mientras disfrutamos de las asombrosas vistas del valle a nuestros pies. Tras un breve encuentro con la carretera, cogeremos un camino a mano derecha hasta llegar a una rotonda y atravesar así Gerendiain. Esta pequeña localidad era parada obligatoria para los antiguos peregrinos, ya que albergaba un hospicio hasta que se inauguró el complejo de Roncesvalles. Cuenta con un supermercado donde abastecernos y una cafetería donde descansar un poco antes de seguir la ruta hacia la vecina Lintzoain.

Km 13,4 – Lintzoain

Multitud de ovejas nos acompañarán mientras atravesamos este pequeño pueblo hasta que un mojón nos redirige hacia una pista asfaltada a la izquierda. Afrontaremos desde este momento una serie de repechos a través de una pista forestal para alcanzar los ochocientos metros en el alto del Erro. Nos veremos recompensados por su ecléctico bosque, repleto de multitud de especies como robles, pinos y abedules. También nos cruzaremos con una zona de descanso que rememora el fallecimiento de un veterano peregrino japonés. Cruzaremos de nuevo la N-135 para afrontar el peligroso descenso hasta Zubiri. Multitud de rampas con piedras sueltas y de distintos tamaños dificultan este último tramo de la etapa, por lo que debemos prestar mucha atención por donde pisamos durante los cuatro kilómetros de descenso para evitar accidentes.

Km 21,4 – Zubiri

El puente medieval de la Rabia nos permitirá cruzar sobre el río Arga mientras sus longevas piedras nos cuentan una sorprendente historia. Esta construcción gótica ha sido objeto de numerosas leyendas a lo largo de la historia: la creencia popular aseguraba que los animales que rodeaban alguno de sus pilares podían sanar la rabia. Tal es su importancia, que el propio nombre de Zubiri significa en vasco: el pueblo del puente. Estos poderes de sanación se le atribuyen desde el siglo XI, cuando según cuenta la leyenda se hallaron los restos de Santa Quiteria (virgen mártir del siglo II). Así pues, entre leyendas de mártires y poderes sanadores, nos adentramos al fin en el valle de Esteribar y en el “pueblo del puente”, finalizando por lo tanto esta segunda etapa.

No olvides tener en cuenta:

La etapa finaliza en Zubiri pero muchos peregrinos optan por continuar hasta Larrasoaña, a unos cinco kilómetros y medio y aproximadamente una hora de trayecto. Los que se decantan por continuar, deberán seguir el margen izquierdo del río Arga. Pasando varios caseríos, vislumbramos ya el punto y final de la etapa.

Dada la complejidad de la bajada a Zubiri, no es un tramo aconsejable para personas con movilidad reducida. Una alternativa podría ser seguir el transcuro de la N-135, aunque también alberga ciertos riesgos al tratarse de una carretera muy transitada en determinadas épocas del año. De la misma manera, los ciclistas también se verán afectados por el descenso desde el alto del Erro, recomendando seguir la carretera si se desean evitar lesiones. El resto del trayecto no alberga ninguna otra dificultad salientable, salvo un par de momentos donde los ciclistas deberán bajarse de la bici para cruzar algún arroyo o puente de difícil acceso.